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Han sido días muy extraños.

Los últimos días me he sentido un poco apática, las llamadas de Zoom y reencuentros virtuales con amigos o familia que antes esperaba con emoción ahora se han convertido en espacios vacíos en los que prefiero no tener que mirar una pantalla. Me pregunto si los demás también se sienten así. 

Esperando.

Pero esperando ¿qué?

¿Qué es lo que va a suceder?

– No me gusta la incertidumbre – le digo a Consuelo.

– Bueno, nunca tuvimos certeza de nada – responde.

Es verdad, nunca supimos ni sabremos que es lo que sucede en el segundo que viene, algunos dirán que eso es justamente lo maravilloso de la vida, a mi a veces me da un poco de insomnio.

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En general, me he mantenido muy ocupada, MUY. El ocio y yo no nos soportamos. No le doy permiso a mi mente para divagar sin propósito, siempre tengo que dirigirla, que sólo divague en temas que me entretengan, tipo: los 100 signifcados que tiene el último sueño que tuve o que será de los anteojos que perdí por Sudamérica.

Igual, hay mucho que hacer.

La pandemia aceleró algunas cosas. Finales y principios. Cosas a las que ya les veía un final, ahora se han caído a pedazos. Respiro. O intento respirar. Medito, pero no puedo. Mejor me pierdo en una canción de Maye o escucho un episodio de La Cotorrisa. Oh la música y los podcast que he descubierto en esta cuarentena. Tienen razón aquellos que defienden el arte como una necesidad de primer nivel. Hoy no sé que haría sin Luis Eduardo Aute, sin Elsa y Elmar. Sin Bad Bunny, lol.

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En resumen, la vida siempre tiene otros planes.

Al principio tomé todos mis planes fallidos con asertividad. Agradecí lo positivo, ya sabes, tener salud, ser privilegiada de poder permanecer en casa, me reí de los memes etc. Aún lo agradezco, (y aún me río de los memes), sólo hay días en los que me parece que todo lo que planeo con detalle se va a la mierda.

Tenía por escrito todo lo que iba a pasar, y en mi mente está todavía el plan perfecto que tenía para estos meses, y ya. Los planes se esfuman de un minuto a otro, sé que no pudo haber sido de otra forma. Ahora mis nuevos planes consisten en saber que vamos a comer mañana, sólo eso, no tengo certeza de nada más. Y me repito a mi misma que ya no debo hacer planes. Que debo lidiar con las cosas como van pasando, no como me las voy imaginando.

Lidio con lavarme las manos obsesivamente a cada hora del día, aún cuando no he salido de mi casa desde hace dos meses, lidio con la ligera paranoia que me da cada que regreso del súper. Lidio con mantenerme ocupada todo el tiempo porque me da miedo parar.

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Así que entonces no paro, más que para cocinar, comer, dormir, a veces pintar, a veces bailar. Resulta que, no era que no tuviera el don de cocinar o de pintar o de prácticamente hacer cualquier cosa, era que nunca había tenido el tiempo de intentar algo varias veces. La cuarentena me ha permitido intentar algo varias veces, chingos de veces. Eso es algo que no quiero que se vaya cuando termine esto. Quiero cocinar más en casa, comer más en casa, decir más no, no a lugares a los que no quiero ir, con personas que no quiero estar, más de no usar brasier, más de levantarme temprano y hacer ejercicio, más de escuchar un buen podcast y leer un buen libro, más de mañanas de té y desayunos elaborados. Pero sobre todo mucho, pero mucho menos miedo.

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Miedo.

Que no lo decida el miedo.

Ése era mi mantra por ahí del 2017 y vaya que ese año me la pasé súper bien. La cuarentena ha traído consigo mucha nostalgia, no del tipo “éramos felices y no lo sabíamos”, más bien una nostalgia crítica, como de “qué bueno estuvo, pero sé que no lo volvería a hacer de nuevo”, sobre todo porque he sentido un súper cringe de encontrar cartas o fotos de hace unos años, recordar los sentimientos que tenía por algunas personas, las decepciones amorosas que pensé que durarían para siempre, las amistades que se han transformado en mensajes esporádicos de cumpleaños. Vaya que todos hemos crecido, y el problema de crecer, diría Santillán, es que es imposible volver a ser el de antes. Todo cambia, todos los días.

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– ¿Has documentado la cuarentena? – me preguntó Mike en el café virtual de todos los lunes.

– ¿Documentar? – inquirí riendoahogándome con mi cereal.

Sí, es un momento histórico ¿no? – hizo una pausa para darle un sorbo a su café – supongo que deberíamos estarlo documentando. Fotos, vídeos, que sé yo.

Cambiamos de tema pero me quedé pensando en lo hipster que sonaba documentar el estar encerrados para la posteridad. Y bueno, aquí tienen.

WIP

Ferstival.

Fotos · Historias · VIAJES

Cuba

Cuba.

Tabaco, calor y ron. Mucho ron.

A mediados de julio visité Cuba, y se convirtió en el viaje más inesperado y serendipituoso(?) que he tenido. Primero, porque no estaba en mis planes visitar la isla (al menos no este año); segundo porque estuve en su mayor tiempo sola descubriendo la Habana, y tercero porque los amigos siempre llegan o se hacen y disfrutar a lado de los que quieres es de las cosas más bonitas de la vida.

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Calles de la Habana

Todo empezó en junio, cuando conocí a Andrew en la boda de una amiga y platicamos de los lugares que queríamos conocer cuando nos fuera posible, a principios de julio me mandó un email en español, no entendía nada, pero me decía que debíamos ir a Cuba pronto porque las cosas con Trump y Cuba se estaban poniendo complicadas. Respondí que sí a lo que me pareció un comentario a la ligera.

Días más tarde me mandó información de Airbnb’s y aquí va el primer tip para quien quiera conocer la isla, reserven un Airbnb, ¿por qué Airbnb y no un hotel? Bueno, principalmente porque apoyan a un cubano y no a un hotel propiedad del gobierno, dos, nuestro Airbnb fue una maravilla, siempre agua caliente (en los hoteles luego no hay), incluía desayuno, y la mejor parte y no me lo van a creer, incluía wifi. Porque nuestro súper host tenía señal dentro de su casa (más adelante les explico la onda del internet en Cuba).

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Vista desde el Airbnb
También un punto a favor del Airbnb es que nuestro host nos daba tips increíbles de dónde comer, beber y comprar, y la verdad nada como un local para conocer cualquier sitio.

En fin, regresando a la historia, cuando me habló de reservar Airbnb, ahí supe que hablaba en serio, insegura todavía del plan empecé a buscar vuelos, segundo tip: compren con anticipación, al final yo compré con Aeroméxico, sin escalas, 10 días antes del viaje, y los vuelos costaban aprox. 250 dlls. Pero descubrí que comprando al menos 2 meses antes te puedes llegar a ahorrar hasta unos 100 dlls, bastante bien no? Ni Cancún pues.

 

Mientras buscaba vuelo, me preguntaba ¿realmente voy a viajar a Cuba? Y ¿con alguien que conocí hace unos días? Ósea ¿alguien que no conozco?, evidentemente mi madre ponía el grito en el cielo, y cuando le conté a mi amiga Vivi, me hizo ver que era realmente peligroso. Pero para ese entonces el itinerario estaba más que reservado porque elegí “como gorda en tobogán” por estilo de vida.

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Callejón de Hammel

Los americanos hacen todo un trámite súper engorroso para obtener una visa para visitar Cuba, tercer tip: los mexicanos no. En mi caso solamente me presente en las oficinas de Aeroméxico, el mismo día que volaba, y ahí me la vendieron, tiene un costo de $390 pesos, ósea como 20 dlls, eso sí, cuídala bastante y llénala con cuidado para que no tengas que comprar otra. Se la dan a todos los mexicanos sin excepción, me tocó varias agencias turísticas que te ofrecían hacer el trámite de tu visa para Cuba, pero es cero necesario y como el triple de costo, de verdad es solo llegar al aeropuerto, incluso puedes documentar antes y después ir a comprarla sin problema 😉

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Habana Vieja
Ahora sí, cuarto tip: consigue un cubano de confianza. Sonará rarísimo, pero parte de lo que hizo el viaje increíble es que conté con Tiki todo el tiempo, amigos que habían viajado antes a la isla me pusieron en contacto con él, en un inicio sólo iba a pasar por mí al aeropuerto para llevarme al Airbnb, pero mi acompañante perdió su vuelo y por casi dos días estaba sola en La Habana, entonces Tiki, que es un servicio de taxi, me dijo que podía pagarle todo el día y él me llevaría a todos lados durante todo el día. Al final vale la pena, porque entre taxi y taxi gastas más, simplemente los taxis del aeropuerto son carísimos, como 40 cucs, casi 800 pesos. Me habían dicho de moverme en transporte público, pero si tienes pocos días en la isla y quieres conocer varios lugares, transporte privado es la opción. Si vas con un grupo de amigos, mucho mejor, así dividen ese costo, para nosotros Tiki fue una bendición y se convirtió en un gran amigo, incluso nos llevó a Varadero, ida y vuelta, lo cual estuvo de lujo porque Varadero es un paraíso. Aquí el buen Tiki:

 

Quinto tip: Moneda cubana. En Cuba existen los cucs y cups, ¿cuál es la diferencia? Los cucs es la moneda extranjera, la que podemos usar los extranjeros, 1 cuc = 19 pesos mxn o 1 dólar aprox. Ojo, no hay que llevar dólares a Cuba, lleva pesos mexicanos, si quieres cambiar dólares te cobran un impuesto extra, en su caso lleva euros y te los cambian sin problema. El cup, es la moneda cubana, “la que usan los cubanos, entre cubanos” pongo comillas porque ya todos usan cuc, ahora, supuestamente a los extranjeros no nos venden cup, pero yo estaba aferrada a tener mi billete del Che. Entonces me dijeron que tenía que ir al Banco Cubano, y ahí me cambiaban pesos mxn por cups, 1 cup = 0.72 peso mxn, ósea que cambie como 500 pesos toda emocionada y me dieron chingos y chingos billetes de cups que te van a servir como suvenir nada más jajaja o la verdad es que también los cubanos te aceptan cups, pero tipo que 1 cuc = 25 cups, mi consejo es, si no quieres billetes del Che, con los cucs que cambies en el aeropuerto you’ll be fine.

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Sexto tip: Los cubanos se la viven haciendo fila y esto fue de las partes malas de la isla, literal, los cubanos hacen fila para todo, filas de horas weeey, y para mí que Impaciente es mi segundo nombre, no podía más, el consejo es, fórmate solo una vez. Es decir, si vas a cambiar dinero en el aeropuerto, cambia de una vez todo, no pienses como, después cambio más. NOOOO. Como puse antes, la intensa de yo quería billetes del Ché, me pasé casi dos horas en el banco de Cuba, sin aire acondicionado, ósea al final tuve mis billetes de Che y valió la pena, pero a la hora de estar ahí formada sudando como puerco me arrepentía muchísimo. Una vez me formé hora y media para comprar tarjetas de internet, te dejan comprar 3 por persona al día, ¡cómpralas! En serio, porque también luego se agotan, vi a gente arrepentirse de no comprar más. Hay como dealers de wifi también jajaja, luego cuento bien eso. En fin, no dejes nada para después, si ya te formaste 30 min en Coppelia para un helado, compra 2 helados al menos, que valga la pena pues jajaja.

Séptimo Tip: El internetttttt. Eso de que no hay internet en Cuba, o que es carísimo ya es un mito maifrens, ok, la conexión es lenta, necesitas comprar tu tarjetita y tienes que ir a la zona wifi para conectarte, pero ok, no es tan malo la verdad, Etecsa es la compañía que da internet en Cuba, venden tarjetas a 1.5 cuc que da 2 horas de conexión (recién leí que ya cuestan 1 cuc) estas dos horas las puedes usar sabiamente, es decir iniciar sesión, usar internet 15min, cerrar sesión y voilá! te quedan 1.45 min que puedes usar en cualquier otro día o momento, el problema es con el iPhone, por alguna razón al conectarte ya no puedes cerrar sesión, entonces mentalízate a que te chutas dos horas de internet en una sentada o a que pierdes esos minutos para siempreeee. Como dije anteriormente, los pequeños establecimientos que venden las tarjetas de internet, siempre están con horaaas de fila, cierran temprano o luego se les acaban las tarjetas, así que cuando puedas comprar tarjetas, compra las que te dejen (según yo 3 por persona), no caducan, y nunca sabes cuándo te vas a topar con una zona de wifi o cuando necesitarás internet. En fin, si por alguna razón, ya no encontraste tarjeta, en las zonas wifi hay como unos dealers de wifi que literal por 1 cuc (creo) te conectan 1 hora, ahora esto solo lo supe por Tiki, mi cubano de confianza, que me hizo todo el trámite con el dealer jajajaajaja, es que de verdad se siente como algo ilegal, neta.

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Zona de Wifi

Octavo tip: La comida. Cuba tiene comida rica pero no hay mucha variedad para ser honesta y es algo cara, en realidad Cuba no es tan barato si lo vemos que te están cobrando todo a costo de dólar (1 cuc), ahora, hay comida más económica, pero ahí les va el consejo: tú estómago mexicano no está preparado para cualquier cosa, créeme en esta. La verdad, ahí fue de mucha ayuda contar con Tiki, sé que ya suena como obsesión por Tiki jajajaj pero de verdad, la única vez que no le hice caso (me dijo “no te beba eso chicaaa”) me la pasé vomitando todo el día. La peor experiencia de comida que he tenido en un viaje. Sentí que moría, y es que ese día nos costó encontrar agua embotellada (ahí agradeces el capitalismo mexicano), y yo no quería soda, ni jugo, quería AGUAAA, y me crucé con una tienda de agua como de frutas, NAMEMES, peor decisión de mi vida, también un día me comí una pizza de la calle, que mi estómago toleró más, pero que me retorció todo el día, un día también fuimos a un restaurante nice y la comida bien fea, en fin, ya después Tiki nos llevó a un lugar que estaba muy rico pero no me acuerdo como se llama, y Tiki no responde whatsapps tan rápido 😦 Después lo pongo por acá. En fin, lo más rico es un chocolate frío en el museo de chocolate de la Habana Vieja, ufff aún lo recuerdo y babeo, en serio.

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Este es el chocolate frío 😛
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Típica comida cubana
 

 

(Ah hay unas hamburguesas deliciocísimas por 1 cuc que están abiertas toda la noche, este fue un tip de Tiki y puede que sea lo mejor que comí en Cuba, fuuuurrrreaaaal, se llaman Toke)

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Ahí está la dirección

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Noveno tip: A BEBEEEEEER. La comida cubana no fue lo máximo, pero para beber y la fiesta, Cuba se pinta sola y es lo mejor. Fuimos al lugar de moda que se llama FAC, Fábrica de Arte Cubano, wow, es lo máximo, igual ya saben, dos horas para entrar, -pinchesfilas-, pero vale la pena 10000%, excelentes bebidas, excelente ambiente, es como un club, bar, museo, no sé esta increíble, las bebidas cuestan 5 cucs pero son como de 2 litros, y bien cargadas, mojitos, daiquiris, piñas coladas, uffff, vas a soñar con Havana Club. La Bodeguita del Medio es calidad también, La Floridita, donde Hemingway inventó el daiquiri, beber unas cervezas Crystal mientras echas fiesta en el malecón, toda la fiesta es calidad, y todo lo que bebí de alcohol en Cuba, fue calidad también, donde sea, a la hora que sea. ¡Salud!

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Malecón de noche

Décimo tip: Más allá de la Habana. La verdad nunca hay tiempo suficiente para conocer bien otro país, estuve una semana y aunque mi intención era quedarme sólo en la Habana, fuimos a Varadero, que qué paraíso en serio, está a dos horas y media de Cuba, nosotros aprovechamos para ir y volver el mismo día, ya que nuestro hospedaje estaba en Habana, sin embargo los expertos comentan que lo realmente impactante es la ruta de los Cayos, sobre todo Cayo Santa María que esta como a 6 horas de La Habana, yo cheque unas fotos y se ve maravilloso, sin embargo esta vez mi tiempo era corto, así que ya volveré a recorrer esos cayitos impactantes. Otro tour que nos recomendaron fue el de Viñales, que igual es de ir y volver y te llevan a lugares donde producen café y tabaco, también nos lo perdimos porque tuvimos algunos contratiempos de agenda, pero suena para no perderlo si ustedes tienen la oportunidad.

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Camino a Varadero

Ya como tips extras extras:

Tuvimos varias complicaciones en el aeropuerto, yo llegue en la tarde-noche y tardaron muchísimo en sacar las maletas documentadas, casi hora y media, mientras esperaba cortaron todo el aire acondicionado en el aeropuerto porque era hora de raciocinio y cortan estos servicios para “ahorrar”, los que trabajan en el aeropuerto nunca sabe nada y siempre están de jeta; Andrew por su lado, perdieron su maleta, y aunque a través de su aerolínea American Airlines la quiso recuperar, era un hecho que no la regresarían. Si vuelvo a Cuba definitivamente no documentaré ninguna maleta, así que, si pueden hacerlo, viajen con equipaje de mano y evítense estos contratiempos.

Último extra tip, los cubanos son súper atentos y amigables, sin embargo, la gran mayoría quiere algo a cambio, se te acercan para ayudarte a encontrar a algún lugar o para platicar pero al final te piden que les des dinero, yo lleve algunos dulces, ropa, y regalitos de México que creo que recibieron con gusto, pensé que para muchos de ellos, la isla será lo único que conocerán en su vida, regalé algunos libros, y artículos de limpieza que una amiga me mandó para varios de sus amigos cubanos, eso sí, no todos están en la misma situación, pero generalmente reciben todo con  buen gusto, te recomendaría que no te vieran darles dinero porque todos van a querer, y luego es un poco incómodo cuando no tienes para darles a todos, yo lleve unos dulces y chocolates para los niños y cuando menos lo pensé ya se me habían abalanzado unas señoras y se los acabaron 😦

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En fin, anímense a ir a Cuba, definitivamente cambia la vida y la percepción que tenemos sobre varias cosas. Regresaría siempre.

Su amiga Ferstival.

Historias

Papa Hemingway

Amo a Hemingway.

He leído casi todas sus obras y creo fervientemente en que es uno de los mejores escritores del mundo.

Recientemente terminé de leer El Viejo y El Mar, que considero es su obra más famosa, no la había leído antes porque soy mamona y no quise empezar por el clásico, pero cuando la terminé, entendí el motivo de su fama. Un libro corto pero sin rodeos. Al estilo Hemingway.

Me he obsesionado con los años que estuvo Hemingway en Cuba, se refugió en la Habana cuando pensó que su carrera de escritor estaba terminada.

Lo primero que hizo Hemingway cuando llegó a La Habana fue bebérsela entera. Se hospedó en el hotel Ambos Mundos, en la concurrida calle Obispo. Y desde allí se arrastraba por las noches a dos de los bares más famosos del planeta: El Floridita, “la cuna del daiquiri”, y La Bodeguita del Medio.

Me imagino a Hemingway, triste como era, y cínico, porque ya les había contado que los tipos genios son tristes y cínicos, auto-destructivos, decretados por sus propios pensamientos e inseguridades. En fin, me lo imagino ahí, en los bares de la Habana, decepcionado de sí mismo, pensando que la recóndita y comunista isla es lo más cercano a la soledad permanente que ha sentido toda su vida. Comprando un barco, negando que lo que está buscando es un poco de inspiración. ¿Qué inspira a Hemingway a escribir? ¿La soledad? ¿El arrepentimiento? ¿Adriana Ivancich?

¿Qué inspira a escribir a cualquier persona?

Cosas tristes creo.

Porque al final escribes de cosas que no son reales, aún cuando sean de experiencias propias, no son reales. Son hechos subjetivos, exagerados o disminuidos como la mente lo decida.

En esto últimos día, obsesionada por Hemingway, el viejo y el mar, y Finca Vigía. Me he preguntado seriamente ¿qué es lo que me inspira? cuando le he hecho esta pregunta a Xavi, en el café después de clase, se le han llenado los ojos de agua, y después de pensarlo un rato ha respondido que su hija, lo ha dicho con tan poco convencimiento que le pregunté que ¿qué le inspiraba de su hija? “No sé” respondió, “llegar a casa y verla dormida, me hace sentir bien, me hace sentir que tengo un propósito”.

La gente nunca sabe qué le inspira ¿no?, es decir, no lo sabe de inmediato, porque pasamos poco tiempo realmente inspirados y más tiempo en las actividades que nos tocan hacer, en lo que la inspiración llega.

Es decir, hasta Hemingway, que descubrió en la Habana toda la inspiración y se la bebió, terminó por salirse de ahí y suicidarse al año siguiente.

Es que los genios tampoco se soportan, pero ese es tema de otro día.

María F.


 

Opiniones Gratuitas

Hecho en México

En esta onda de emprender y empezar un negocio en línea, te encuentras varias etapas del startupismo. La primera es un sueño y te figuras en los primeros meses facturando chingos de pedidos y que la aplicación Pages no dejará de mandar notificaciones todo el día.

La realidad es que pasas más tiempo en Facebook de lo que deberías, gastas más de lo que ganas y muchos preguntan pero pocos compran.

El otro día leía que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano, y varias veces en estos últimos meses, he pensado que es cierto. En algunas personas suele existir la mala costumbre de que cuando uno de sus amigos/conocidos pone algún negocio de algo, quieren los favores o los descuentos.

Siempre he pensado que debe ser al revés: debemos ser los primeros que estamos ahí apoyando, por ejemplo, si un amigo pone un restaurante, eres el primero en ir sin esperar que la comida sea gratis o que te descuente la mitad étc. Es decir, tu amigo está empezando, seguramente ha invertido todo su capital en eso como para que esté regalando cosas y lo mismo pasa con cualquier otro negocio.

Si tan solo apoyáramos los negocios de nuestros amigos como corremos a comprar cosas de marcas internacionales o reconocidas, (y no estoy diciendo que yo jamás me he comprado unos ADIDAS o que no he comprado en ZARA, obvio sí). Me refiero a que si tuviéramos el mismo ímpetu que a veces tenemos para consumir de estas empresas que no son nada nuestro, para los negocios de la gente que SÍ conocemos, otra cosa sería.

Platicaba el tema con algunos amigos y escuchaba el argumento de que lo Hecho en México es más caro que otras cosas fabricadas en otros países, y que la economía no está luego para eso. Pero la economía no está tampoco para que lo Hecho en México desaparezca, y con la poca experiencia que ahora tengo en sobrevivir con un negocio propio es que insisto en lo importante que es que al menos nos apoyemos entre nosotros.

Me he propuesto consumir mexicano lo más que pueda este año, comprar a los pequeños negocios locales, en línea o de amigos/conocidos, que están o estuvieron en algún momento igual que yo.

He empezado en este último mes, y de alguna forma, me empezó a ir mejor a mí también, supongo que es cierto eso de que lo que das, se te regresa.

Ferstival.

Historias

Un nuevo personaje

Actualmente trabajo en la creación de un nuevo personaje, mi maestra/psicóloga/editora Gloria, me dijo que no podía escribir mi primer draft de guión acerca de un personaje que ya hubiera creado antes. Que iba a tener que crear uno nuevo.

Cabe mencionar que ella ya leyó la gran mayoría de las historias de personajes anteriores y me comentó que todos son muy parecidos entre sí y por ende aburridos.

A veces siento que le pago a Gloria para que baje mis expectativas de la vida. Y si seguramente lees esto, Glo, sabes que es verdad.

Pero lo cierto es que no he tenido inspiración para crear un personaje nuevo que no se parezca en nada a cualquier otro personaje. La gran mayoría de ellos son cínicos pasivo-agresivos y me siento cómoda escribiendo de ellos.

-¿Porqué no pruebas con algún personaje que no sea humano? – me mencionó Glo el otro día.

Pero pienso que si escribo sobre alguna criatura, terminaría siendo un monstruo cínico pasivo-agresivo, es decir, esta en mí ya. Escribo sobre esas personalidades, no puedo cambiar.

Quizá Consuelo (otra mujer a la que le pago por ubicarme en la realidad) tenga razón y sólo escribo sobre mi misma, TODO EL TIEMPO.

Yo soy la criatura cínica pasiva-agresiva.

Mmm… interesante.


Ferstival.